Yo también vengo de muy lejos


Yo también vengo de muy lejos. Como los magos, que venían de más allá del horizonte.

Yo también vengo de muy lejos, y podría no entender lo que voy a encontrar en Belén.

Vengo de un sitio muy lejano. En el sitio del que yo vengo, hace mucho frío. Allí me siento muy solo. El viento azota los tejados con su manotazo de hielo, y la noche esconde todas las cosas.

Muchas veces miré al cielo, y vi la esperanza brillar en las estrellas. Pero no supe salir a caminar. Me quedé encerrado, y las paredes de mi casa se hicieron cada vez más grandes, y las ventanas más pequeñas.

Muchas otras veces creí salir a caminar, en pos de la estrella que me ofrecía su guía. Pero rápidamente me olvidaba de la estrella y caminaba mirando las sombras en el suelo y, cuando caía en la cuenta, había caminado en círculos y aún estaba en casa. Y volvía a encerrarme.


Quiero creer que esta es la noche en que por fin he salido rumbo a Belén. Espero no despertar mañana en el umbral de mi casa. Espero que el sol me sorprenda caminando muy, muy lejos.


La estrella siempre brilla en lo alto. Es uno el que se olvida de mirar.

En cierta ocasión Dios sacó a Abraham de donde estaba, y lo puso a mirar las estrellas. Y le enseñó que en el firmamento, en medio de todas esas estrellas, duermen nuestros sueños; esperando a ser cumplidos.

Dios viaja en tienda de campaña. Eso es algo que he aprendido últimamente. Dios no vive encerrado entre cuatro paredes; Dios viaja en tienda de campaña, pues su templo es toda persona que se atreve a caminar. Y Dios siempre camina con ella.

Como Abraham, y como los magos, yo quiero atreverme a levantar la vista y mirar al firmamento; y reconocer mis sueños en las estrellas. Y salir a caminar en pos de ellos.

Dios viaja en tienda de campaña.


Yo también vengo de muy lejos.

He caminado muchísimo, y aún no he llegado a Belén. Algunas veces hubo un sendero bajo mis pies; muchas otras, mis pasos fueron mi único camino.

Me he dado cuenta de que, cuando caminas, nunca vas solo. Aunque camines largas jornadas en aparente soledad, siempre descubres al final del día que no eres el único mago que ha dejado su tierra atrás; muchos magos han visto también la estrella, desde sitios muy distantes, y echaron a andar. Tarde o temprano nos encontramos. Tarde o temprano descubrimos que, aún cuando venimos de sitios tan distintos –y tan distantes-, es al mismo Niño que buscamos.

Por eso he aprendido que cada vez que te encuentro en el camino, necesitas mi sonrisa y mi abrazo. Lo mismo que yo necesito de ti.


Yo también vengo de muy lejos… Y también, como tú, no tengo la menor idea de lo que voy a hallar en Belén. Dicen que es un niño pequeño, envuelto en pañales y acostado en un pesebre.

Dicen que tiene frío, como yo.


No necesito saber lo que hallaré. No necesito saber qué voy a hallar cuando te busco, mi Señor. Si lo supiera, entonces no sabría donde buscar; o buscaría en el sitio equivocado, pues ya creería saber lo que voy a encontrar. No. Yo no necesito saber qué me vas a dar, mi Dios. Todo lo que quiero es encontrarte a Ti.

Por eso, trato de no acercarme a Ti con muchas palabras, ni con muchos libros; quiero llegar desnudo. Quiero llegar, mi Jesús, a enamorarme de ti.

Yo he venido de muy, muy lejos… y cuanto más cerca estoy de Belén, más extraña me resulta esta nueva tierra en la que estoy caminando. Solo esa estrella, mi esperanza, me guía en el firmamento. (Y solo lo hace de noche; de día, disfruto a la luz del sol de la bella compañía de los otros magos y pastores que he conocido en el camino). La estrella en lo alto del cielo es ahora lo único que ha quedado del mundo que yo conocía… todo cuanto yo era, ha quedado reducido a una esperanza en medio de la noche más oscura.

Y todo lo que ha quedado de mi Dios… ¡es un niño pequeño, envuelto en pañales, dormido en un pesebre!

Y aunque quise entrar en silencio, tratando de no despertarte… no pude evitar notar, mi Jesús, que mientras dormías… sonreías.



Mateo 2, 1-12
Génesis 15, 5
2 Samuel 7, 6-7

Pinturas:
Gorrión. Ana Trejos. Óleo sobre lienzo. 2005.
El Pardo. Ana Trejos. Óleo sobre lienzo. 2005.
Bocetos de Ana Trejos, en algún sitio del Camino de Santiago. 2009.
Fotografías de Ana Trejos, en algún sitio del Camino de Santiago. 2011.